martes, 28 de julio de 2009

La frase del papel


Y me entregué al noble semblante de un papel en blanco, pensé en escribirlo, pero tampoco me sentía muy inspirado. Dí vueltas por la casa con él, lo imaginé totalmente escrito, en una cara, palabras que unidas tenían belleza, con una notable estética platónica, pero no pude quedarme con ninguna palabra de todo ello, tenía en la garganta el dulce sabor de la belleza que ya jamás será contemplada. En la otra cara, había palabras crudas, de una realidad amarga, cada palabra te apuñalaba tus criterios, los ponía en serios problemas, narraba mis dos últimos minutos de vida, lloraba mi alma junto a mis ojos. Comencé a notar fragilidad en mi físico, las rodillas se doblaban, dejándose llevar por la gravedad. En esos instantes, muy en vano, comenzaron a surgirme pensamientos que me hacía sudar.
Desperté en el suelo, con un extraño dolor en la frente, junto a mi figura, un charco de sangre enorme, que provenía del golpe que me había dado al perder la conciencia, rápidamente, cogí el papel que aún lleno de sangre, se leía perfectamente, ya no había escrito ni palabras bellas, ni palabras crudas, tan solo una frase:

“´Tú serás tu propia destrucción”

Ahora, motivado, busco la explicación a todo esto.

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