Cuento: En la casa azul.

En la casa azul, una dulce criatura roja, pasea felizmente por su hogar cantando y bailando al son de un compás. En la casa azul, dormir se ha convertido en todo un arte, donde la reina es ella y sus arrumacos, donde uno tan solo puede observar todos sus movimientos,su forma de actuar, con alegría a tan dinámico animal. Desde que nació, algo en el mundo cambió, pues su nacimiento coincidia con el año en el que cayó cierto muro en Berlín, un acontecimiento que marcó la historia, donde hubo gente que se atrevió a soñar con la libertad, esa libertad que tan solo existió en sus correteos, en sus ricitos de cielo, en un paraje mediterráneo lleno de sol y paella. Con el tiempo fue creciendo, y demostrando a todos aquello que quisieran ver, que aún no teniendo tiempo, que aunque trabajará y estudiará, ella mantenía la sonrisa, ella seguía revolcándose por el suelo, abrazando, besando y cumpliendo con el noble arte que en la casa azul se decretó, que es el dormir.
En la casa azul, una dulce criatura, me está envenenando de amor, me está envenenando del optimismo que tanto huyo, pues con ella en cierto modo, creo en el ser humano.
Seguiré investigando a esta extraordinaria criatura, que como ya descubriera Lewis Carroll años antes, yo también veo el país de las maravillas. Sssssssssshhhh que viene.

Dolor

Dolor, inundando mis circunstancias, inundando mi decepción, se estremecen en mí, los pilares básicos de mi edificio emocional. Me siento herido, incomprendido, echado a los leones del cinismo, siendo acusado de problemas, afirmando en el fondo, que en mí residen la raíz a todos los problemas. A menudo, siento la estraña afición a jugar con pequeños sentimientos, para plasmarlo en palabras, pero ahora siento esta inundación de decepción, que más que palabras, siento fuego en mis dedos. Esperaré aque llegue la fragilidad de la noche, para que Rocío, tan presente en mis escritos, me inunde de caricias, abrazos y tranquilidad, como bien le expresaba al Sr Ruiz Alfaro en un email. Dolor, inundando mis entrañas, de veneno que no tiene excusas, sólo cinismo.

Redes sociales: Coto libre para cotillas y un vertedero de tonterías.

Últimamente, un fenómeno social ataca los cerebros de una amplia mayoría de la población española. En ellas se busca la vida ajena de otras personas pero con la dulce máscara del anonimato, el regocijo casi orgásmico de mirar lo que hacen los demás, lo que piensan, que leen, que escuchan, que ven, pues una de las actividades que realizan muchos de estos sujetos es la de hacer fotos, buscar temas sólo para este fin determinado.
También es valorable comentar el filón que todo este fenómeno está siendo para las empresas, ya que en ellos consiguen una base de datos de gustos y aficiones que para el mercado y el enriquecimiento de unos pocos, es notablemente aceptable.
Detrás de todas estas redes sociales, se esconde viejos demonios de sociabilidad, la nostalgia de un tiempo pasado que siempre fue mejor, y por supuesto, la fiera crítica hacia el prójimo sobre su vida, su forma de ser o de pensar, todo da absolutamente igual en esta carnicería cibernética. Se está fomentando el embrutecimiento al servicio del teclado, la devaluación del tiempo, ya que en estas páginas se pasan estos sujetos horas muertas dedicadas al “siguiente” y al “agregar amigo”
Nada en el mundo es bueno si lo practica demasiada gente, todo lo que toca masivamente el ser humano se echa a perder. Y ahora vamos a por las relaciones sociales. Despeñándonos hacia la superficialidad.

Más verbo ser y menos tener.

Tras tener aparcado el blog por motivos inexplicables en realidad, quería desde hace un tiempo tratar el tema del título con el cual encabecé este mensaje, pero no encontré mejor manera de explicar este sentimiento, que el que ya me explicó mi buen amigo en América, que no es otro que el tipo de la foto, un viejo músico, con el cual Isaac gozaba, pero se daba cuenta que solamente él lo estaba escuchando, mientras que los demás pasaban de él, pero Isaac se preguntaba como alguien podía poner tanta pasión cuando nadie le estaba prestando atención. Se lo preguntó a lo que el tipo respondió "Las cosas son más fáciles de como parecen"
Sentirse bien consigo mismo, luchar por lo que realmente te llené, y no por la falsa pasión por tener la mejor casa o el mejor coche.

Va por ti maestro.

Jubilación e inyección letal… ¡Tu país te necesita!

Tras el anuncio del aumento de la edad de jubilación de los 65 años a los 67 (y contando que cuando yo llegué a ello se situará sobre los 70) uno comienza a sentirse patriota y comienza a replantearse si no será mejor que en cuanto vayamos cumpliendo la edad de jubilación se nos suministre una inyección letal para que así no se cobren pensiones, y de esa manera podamos dar más ayuda a los bancos y comprar más coches oficiales para nuestros maravillosos políticos.
Nuestro maravilloso país nos necesita a todos nosotros, futuros ancianos, nos comprometamos a no cobrar esas pensiones que no significan otra cosa que el robo de fondos públicos, ya de paso también podríamos privatizar la sanidad y la educación, para que así el estado sea feliz, todo por papa estado.

Ahora, tratando el tema como bien se merece, antes de anunciar este tipo de tonterías y de aumento de la esclavitus en España, se debería replantear muchísimo antes las prejubilaciones de algunos sectores, entre otras muchas cosas.