jueves, 30 de septiembre de 2010

No me lo quitarán.


No me quitarán mis experiencias maravillosas, los paseos de un sabado por la mañana, el respirar profundamente los días de lluvia. No me quitarán las miradas que un día me dijeron "te quiero". No me quitarán los masajes que el viento dió a mi pelo, aquel mismo viento que una noche de verano, tumbados en el césped de un parque, nos acompañó en nuestros viajes a la luna y a las estrellas.
No me quitarán la sensación de tranquilidad y sosiego al despertar y ver que aún sigues a mi lado, la mujer con quien comparto mi tiempo y mis pensamientos.
No me quitarán mi esfuerzo por ser cada día mejor persona, mis sonrisas sinceras, la fascinación por aprender, la alegría de descubrir.

Me podrán quitar el dinero en impuestos, multas y necesidades superfluas. Me quitarán tiempo, me quitarán la esperanza por creer en el ser humano, pero no mucho más.

Hay situaciones y momentos que me llevaré conmigo pase lo que pase. Y un día todos sabrán, que habiéndolo hecho bien o mal, en cualquier época de mi vida, habré puesto el corazón en la mesa en cada una de mis decisiones. Sólo quiero ser al fin y al cabo, un ser humano, un ser natural.

"Yo sólo hago mi trabajo"


Ésta frase lapidaria, es común en el ámbito laboral, y no significa mucho más que una de las mayores sumisiones y rendiciones hacia todo nuestro entorno político y social.

Uno acaba harto de este tipo de personas que no son capaces de admitir sus propios crímenes, y que les da igual que a su paso se destruya a otro hombre, lo que deja entrever que, si en un momento concreto, tienen que hacer todo fosfatina para ascender y conseguir más sucio dinero (lo que se llama hoy en día poder), caerían tras él mil millones de vidas humanas, y otras tantas animales.

En ocasiones, me siento triste por este mundo violento, donde nadie se siente culpable de nada, donde el supuesto "deber" que se crea al firmar un contrato, justifica y exime de culpa a todo aquel que los realice. El cambio comienza por no aceptar nada que no te gustaría que hicieran a tus familiares.

Nuestras madres, hermanas, hermanos, tíos, sobrinos, tías, sobrinas, abuelas, abuelos e hijos, no merecen morir, no merecen ser maltratados psicológicamente, no se merecen tener condiciones laborales pésimas y, por supuesto, no merecen un sueldo indigno en comparación a su producción. Yo voto por la dignidad humana.


*La foto es bastante ilustrativa de la intención del texto.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Invictus

La palabra, en muchas ocasiones, te da ese soplo de aire, para que no llegues al ahogo.

INVICTUS

En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.

En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
Ante las puñaladas del azar
si bien he sangrado, jamás me he postrado.

Más allá de este lugar de ira y llantos,
acecha la oscuridad con su horror,
No obstante, la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.

Ya no importa cuán recto haya sido el camino
ni cuantos castigos lleve a la espalda:
Soy el amo de mi destino.
Soy el capitán de mi alma.

Doy gracias al Dios que fuere
por mi alma incoquistable.
Soy el amo de mi destino.
Soy el capitán de mi alma.