martes, 30 de junio de 2009

Ignorancia como virtud...


Un corazón como el mío, desarraigado y lleno de desprecio hacia el ser humano, no llega a poder aguantar a aquellos bípedos que hacen de la ignorancia una virtud, que ante esta sociedad aborregada se sienten fuertes con respuestas de bolsillo, y que sin ninguna argumentación ni idea de los asuntos tratados, tira a la basura por completo la más brillante teoría que haya creado el hombre, además, de ser encima lo más abundante en esta sociedad de mierda a la que nos vemos enganchados y de la cual no podremos escapar si no es pagándolo.
Según este arquetipo de sociedad, Sócrates, Platón, Aristóteles, Nietzsche, Schopenhauer son simples marginales que no follaban y se aburrían, pues no existía el fútbol ni las videoconsolas.

lunes, 29 de junio de 2009

Dos mundos sin destino


La lucha diaria por no olvidar jamás los días ya pasados, me estremece y me hace perder medio día, entonces pues, ando anclado en el principio de mi vida, recuerdo mi inocencia, recuerdo como la perdí, en uno de esos “mediodías” que si vivía. Es extraña la sensación de inocencia y maldad que se concentran en mi alma, como un extraño sabor de boca al despertar, seca y absurda. Esta medida, de recordar diariamente mi pasado, me obliga a conectar socialmente el modo automático, de respuestas simples y lo que coloquialmente se conoce como “lo que la gente quiere oír” , a veces, me siento desdichado al vivir en un mundo mucho más irreal en el que yo me siento a gusto.
Un lugar donde la ilusión aparecía a la vuelta de cada esquina, donde el barro se creaba para saltar en él, en donde te ganabas un guantazo por cualquier impertinencia, donde aprendías un nuevo idioma llamado matemáticas. Y ese mundo… Vosotros me lo habéis robado.

domingo, 28 de junio de 2009

Angel Simón



Simón, desde que te fuiste tengo que decir
que, la verdad, no estamos nada mal sin ti.
También es cierto que podríamos estar mejor
pero, ya ves, las buenas cosas mueren bajo el sol.
Y ahora es la memoria mi guía
porque, eso sí, pienso en ti cada día
desde aquella mañana de agosto
reinventada hasta la saciedad,
sin lograr encontrar nada de nada,
ni una explicación ni un porqué
al que poderme aferrar.
Y ahora no sé por qué
Viene a mi mente el colchón
que tuvimos que bajar Javi y yo a la basura,
sin poder dejar de mirar esa mancha oscura
que allí nos dejaste como herencia y recuerdo
antes de partir en tu último viaje,
probablemente al infierno.

Y me vas a disculpar
si nunca te llevo rosas.
Me vas a permitir
contar algunas cosas
sobre lo poco que sé
de tus días de vino y rosas,
con todas las bromas
como aquella en que al pasar delante de una funeraria
nos decías "agachaos, no vaya a ser
que os tomen las medidas"
Ese era tu consejo, tu sabio consejo,
y no estuvo mal, pero se te olvidó algo importante:
tú también tenías que agacharte,
sí, tú también tenías que agacharte,
pero nunca quisiste cuidarte,
no, nunca quisiste cuidarte.

Y quiero pensar que por una vez
hice algo mejor que tú.
Quiero pensar que por una vez
hice algo mejor
que tú, que ni siquiera
acabaste esa carta de despedida
que en el ordenador Santi encontró perdida.
Y ahora que perdiste tan absurdamente la partida,
ahora estoy cansado
y hasta tengo miedo de mi propia vida.
Y sé que lo tendré toda la puta vida,
decida lo que decida.

Bueno, al final tal vez tuviste suerte
porque, tal vez, dímelo tú,
mejor que ser un hombre solo y arruinado
resulte ser, como dijo el juez, "el finado",
mientras se tapaba la nariz con su pañuelo.
Y desde cualquier lugar
dondequiera que ahora te estés pudriendo
sólo quiero que sepas que ya no te tengo miedo,
que ahora estoy cansado
y sólo tengo miedo de mi propia vida,
y que sé que lo tendré toda la puta vida
decida lo que decida,
decida lo que decida.

Como tú siempre decías:
"Formalidad poca, pero que dure",
formalidad poca, pero que dure,
como tú siempre decías.

Gracias,
así es y así será,
así es y así será,
toda mi vida,
decida lo que decida,
decida lo que decida.

Ella creía


Ella creía que no debía olvidar, pues si el mundo había sido injusta con ella, no debía dedicarle ni una puta sonrisa. Ella creía que no se debía fiar de nadie, pues siempre había sido engañada por cada una de las personas que había conocido. Ella creía que no debía de tener pareja, pues el estar acompañado tan solo crea dependencia, coacciona nuestra realidad. Ella creía que esta vida no estaba hecha para ser feliz, ¿Entonces como existía tanto sufrimiento?
Ella soñaba con anhelar todo aquello que rechazaba, pero el mundo le había embrutecido, le había hecho de piedra, le había esculpido a golpes. Ella, no es la culpable.

sábado, 27 de junio de 2009

El amor


El hombre que imagina que encontrará mayor placer entre los brazos de una mujer cuya belleza lo atrae que entre los de cualquier otra, es víctima de una ilusión voluptuosa; una ilusión parecida a la que, cuando está concentrada en una sola mujer, lo convence firmemente de que la posesión de ésta puede proporcionarle una dicha sin límite.

Cuando echamos una mirada sobre el trajinar de la vida, ocupados como estamos con sus miserias y sufrimientos, intentando con todas nuestras fuerzas satisfacer nuestra innumerables necesidades y defendernos del dolor en todas sus facetas, si por ello abrigar otra esperanza que conservar precisamente esa atormentada existencia individual, todos logramos entenderla por un corto perío de tiempo. De repente, sin embargo, logramos captar en medio del barullo el encuentro de las miradas ensimismadas de dos amantes; pero, ¿por qué tanto sigilo, temor y ocultación? Porque esos amantes son los traidores que procuran perpetuar todas aquellas miserias y calamidades, que de otra forma llegarían a su fin; fin que aquellos que quieren impedir, como otros hicieron antes.