Tan débil como la sociedad
Y yo que te creía tan especial
Estás enganchada a cosas vacías
No hay más que mirarme a mí
Hemos recorrido el camino sin frenos
Sin muros ni Berlín
Sin profecías pero con opiniones contrarias
Que nos hacen crecer un año cada año
En estas ruinas de papel cebolla
Que calca todo aquello por lo que lloras
Con la cera que sale de las velas en mi funeral
Mi muerte crónica de por vida
Tan solo pero tan rodeado
De uñas mordidas por sí acaso
Por si el tren descarrila en fracaso
En estas vías torcidas y oxidadas
Tan solo el tiempo será nuestro juez y testigo
Las agujas del destino marcarán
Nuestras arrugas en los ojos
Nuestros ojos, que jamás deben dejar de mirarse
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