domingo, 28 de diciembre de 2008

El poema de la selva


Como comenzar esta historia
Que me lleva a ponerme otra vez de pie
Dándome al corazón la vuelta
En una ruleta de casino tal vez

Todo estaba muy sencillo
Todo olía siempre bien
No era de esperar los suicidios
Que esta tierra maldita iba a cometer

Siempre hay un bien
Para aquellas personas honradas
Siempre hay un bien
En miradas desgraciadas

No siento ahora la necesidad
De volver la vista hacia atrás
Muy cansado ya me siento
De ver cuerpos a los lados
De esa carretera sobre la que nunca huí

Como todo buen animal
Que se quito la careta de persona
Solo piensa en los minutos
Que le quedan para volver a comer

Son mis instintos primarios
Me hacen sentir tan bastardo
Rozando siempre la vulgaridad
De la inmensa mayoría de esta sociedad
Llena de hienas hambrientas de oro

Los inmortales


Hasta nosotros sube de los confines
del mundo el anhelo febril de la vida:
con el lujo la miseria confundida,
vaho sangriento de mil fúnebres festines,
espasmos de deleite, afanes, espantos,
manos de criminales, de usureros, de santos;
la humanidad con sus ansias y temores
a la vez que sus cálidos y pútridos olores,
transpira santidades y pasiones groseras,
se devora ella misma y devuelve después lo tragado,
incuba nobles artes y bélicas quimeras,
y adorna de ilusión la casa en llamas del pecado;
se retuerce y consume y degrada
en los goces de feria de su mundo infantil,
a todos les resurge radiante y renovada,
y al final se les trueca en polvo vil

Nosotros, en cambio, vivimos las frías
mansiones del éter cuajado de mil claridades
sin horas ni días
sin sexos ni edades.
Y vuestros pecados y vuestras pasiones
y hasta vuestros crímenes no son distracciones,
igual que el desfile de tantas estrellas por el firmamento.
infinito y único es para nosotros el menor momento.
Viendo silencioso vuestras pobres vidas inquietas,
mirando en silencio girar los planetas,
gozamos el gélido invierno espacial.
Al dragón celeste nos une amistad perdurable;
es nuestra existencia, serena, inmutable,
nuestra eterna risa, serena y astral.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Lucha en mi interior


Todo tiene un principio
Todo guarda una sorpresa
Oculta en las pestañas
De tu mirada sincera

Cuando busco sin descanso
Algunos motivos concretos
Por los que tenga que olvidarte
Y destruir mi vida con ello

Borrar la dependencia
Que arrojaste a mi cabeza
Sería realmente complicado
La tristeza gobernaría todo mi fracaso

Y esto es el juego de la vida
Saltando de una realidad a otra
echando sal a las heridas
Que aún están por nacer

Y me sumerjo en mi soledad
Para tratar de comprenderme
Ayudarme en la miseria que me acecha
Y que afila los cuchillos con rencor

Y vuelven a brotar las lágrimas
Que se enraízan bien fuerte
Agravando mi enfermedad
De sentirme más muerto que vivo

Todo el veneno que he lanzado
A lo largo de mi vida
Estaba lleno de días negros
De noches borrachas y de desconcierto

Y esto es el juego de la vida
Saltando de una realidad a otra
echando sal a las heridas
Que aún están por nacer

8 horas diarias

Todo se adivinaba siniestro, macabro, lleno de incertidumbre y de mucha grandeza, un almacén vacío, mi yo físico y mis millares de personalidades, reflexionando sobre esto y aquello, planteando teorías imposibles, danzando entre pasillos con ubicaciones concretas, candados, hojas y mucha tristeza por mi situación. ¿Es acaso lo que me espera el restos de mis días? ¿Será la tristeza emperadora en mi ser?
Es increíble lo que la soledad acompaña en algunos caso, como cultiva pensamientos, como nada con la coherencia y la incoherencia a la vez sin estorbarse, como transcurren ocho horas diarias entre pensamientos de responsabilidad barata y muy mal pagada, poniendo soluciones fáciles para el sufrimiento como el suicidio, todo ello hasta el punto de pensar la cara de odio y asco que pondría la mujer de la limpieza que acude cada día cuando viera que me he ahorcado y ella egoístamente piensa en las heces que le tocará limpiar por un sueldo mísero y en algunos casos de esclavo, para hacer rodar la rueda del consumismo con su móvil nuevo.
El único ruido apreciable era el de la calefacción, que a llegado a lograr que parezca este almacén un minúsculo infierno lleno de trampas y de un aire caliente agobiante, en el que te sientes irrisorio ante todas las fuerzas térmicas, no soy nada, no somos nada.
Nunca he sido amante del orden, de procedimientos, normas, vestimentas, hipocresía, cinismo, desesperanza, y de todo ello, está lleno este almacén, intereses ocultos más allá del dinero, personas que intentan resurgir el orgullo que hace tiempo perdieron de una manera lícita. Miles de piezas para miles máquinas de matar, todo ello servido en bandeja de madera por un ser como yo, que odia la guerra, que se ha visto obligado a ser misántropo por la actitud individual y vulgar del ser humano, nacido en la avaricia y siempre con una etiqueta bien grande con su precio.
Una contradicción sobre mí mismo, una mentira creada por el monopolio de sociedad, una batalla perdida constante, fatigado, anestesiado por el único nexo que me une a todo este engaño manifiesto, un poder lleno de sensualidad y una voz muy dulce, ciertos aires de niñez que me recuerdan que debe existir un lugar mejor, que todo es un completo error de percepción, tiene un poder que realmente no ve, no lo valora, más bien lo ignora. Se me retuerce el alma, el corazón y mi existencia al pensar en sus caricias, al notar las yemas de sus dedos eternas en mi, al sentirme abrazado las noches en las que el frío aprieta y mi soledad interior aumenta sintidiéndose débil y sin fuerzas para seguir. Ese poder logra alejarme de los bares, de olvidarme con alcohol, de arrancarme las venas y dejarme ir muy lejos, logra hacerme en muchos casos bien, desata mi lado más animal, mis instintos primarios, secundarios y terciarios, logra arrancarme versos en las noches que me dice que ya no me quiere.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Detrás de la puerta...


De repente, me di cuenta de que ahora me encontraba abandonado de mí mismo, y fui pasando curioso de puerta en puerta, y en cada una leía una inscripción, una seducción, una promesa.
- ¡A cazar alegremente!
Montería de automóviles

La inscripción me atrajo, abrí la puerta estrechita y entré.
Me encontré arrebatado, en un mundo agitado y bullicioso. Por las calles corrían los automóviles a toda velocidad y se dedicaban a la caza de los peatones, los atropellaban haciéndolos papilla, los aplastaban horrorosamente contra las paredes de las casas. Comprendí al punto: era la lucha entre los hombres y las máquinas preparada, esperada y temida desde hace mucho tiempo, la que por fin había estallado. Por todas partes yacían muertos y mutilados, por todas partes también automóviles apedreados, retorcidos, medio quemados; sobre la espantosa confusión volaban aeroplanos, y también a éstos se les tiraba desde muchos tejados y ventanas con fusiles y ametralladoras. En todas las paredes anuncios fieros y magníficamente llamativos invitaban a toda la nación, en letras gigantescas que ardían como antorchas, a ponerse al fin al lado de los hombres contra las máquinas, a asesinar por fin a los ricos opulentos, bien vestidos y perfumados, que con ayuda de las máquinas sacaban el jugo a los demás y hacer polvo a la vez sus grandes automóviles, que no cesaban de toser, de gruñir con mala intención y de hacer un ruido infernal; a incendiar por último las fábricas y barrer y despoblar un poco la tierra profanada, para que pudiera volver a salir la hierba y a surgir otra ves del polvoriento mundo de cemento algo así como bosques, praderas, pastos, arroyos y marismas. Otros anuncios, en cambio, maravillosamente pintados y estilizados, en colores más finos y menos infantiles, redactados en una forma muy inteligente y espiritual, prevenían con afán a todos los propietarios y a todos los circunspectos contra el caos amenazador de la anarquía, cantaban con verdadera emoción la bendición del orden del trabajo, de la propiedad, de la cultura, del derecho, y ensalzaban las máquinas como la más alta y última conquista del hombre, con cuya ayuda habríamos de convertirnos en dioses. Pensativo y admirado leí los anuncios,los rojos y los verdes; de un modo extraño me impresionó su inflamada oratoria, su lógica aplastante; tenía razón, y, hondamente convencido me quedé parado ya ante uno, ya ante otro,y, sin embargo, un tanto inquieto por el tiroteo bastante vivo. El caso principal estaba claro: había guerra, una guerra violenta, racial y altamente simpática, en donde no se trataba de emperadores, repúblicas, fronteras, ni de banderas y colores y otras cosas por el estilo, más bien decorativas y teatrales, de fruslerías en el fondo, sino en donde todo aquel a quien le faltaba aire para respirar y a quien ya no le sabía bien la vida daba persuasiva expresión de su malestar y trataba de preparar la destrucción general del mundo civilizado de hojalata. Vi como a todos les salía risueño a los ojos, claro y sincero, el afán de destrucción y de exterminio, y dentro de mí mismo florecían estas salvajes flores rojas, grandes y lozanas, y no reían menos. Con alegría me incorporé a la lucha.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Guerra del ser humano


Suenan estallidos
Se huele el miedo en cada esquina
Es la bomba llamada ser humano
Una batalla perdida

Las trincheras es la única salida
Para tanta estupidez
Aunque la arena del sistema
Nos tape la boca, los oídos y los ojos

La respiración falta a cada paso
Pulmones en forma de moneda
Que en las manos nos queman
Como en el pecho mi corazón

Lleno de búsquedas pérdidas
En algo tan fácil que no tiene solución
Nuestras sangres llenas de veneno
Que destruyen todo con envidia

Debilidad natural


Tan débil como la sociedad
Y yo que te creía tan especial
Estás enganchada a cosas vacías
No hay más que mirarme a mí

Hemos recorrido el camino sin frenos
Sin muros ni Berlín
Sin profecías pero con opiniones contrarias
Que nos hacen crecer un año cada año

En estas ruinas de papel cebolla
Que calca todo aquello por lo que lloras
Con la cera que sale de las velas en mi funeral
Mi muerte crónica de por vida

Tan solo pero tan rodeado
De uñas mordidas por sí acaso
Por si el tren descarrila en fracaso
En estas vías torcidas y oxidadas

Tan solo el tiempo será nuestro juez y testigo
Las agujas del destino marcarán
Nuestras arrugas en los ojos
Nuestros ojos, que jamás deben dejar de mirarse

22/10/2008


La lluvia es la realidad
Llena de gente con paraguas
Que no se quieren enterar absolutamente de nada
Te deja calado si la dejas entrar
Como el perfume de tu cuerpo al despertar

Miro los charcos que reflejan paisajes
Pisadas anónimas y aceleradas
En esta lluvia desenfrenada
En una ciudad alumbrada
Por los faros de los coches en caravana

Ya tengo chorreando el pelo
De esta verdad que me llega
De esta realidad de la naturaleza
Tan libre como una hoja al viento

La gente corriente
Acude en masa a los tejados
A ver como escampa su tiempo
Y les libera del miedo

La lluvia es libertad
La lluvia me trae nostalgia
Y te hace dar esos pasos en el pensamiento
Que mil soles jamás podrán ofrecer

Ruleta rusa


Deje de jugar partidas que perdía
Me harte de ser correcto
Y aún así digo que por ti
Me la juego a la ruleta rusa

Las balas ocuparán mi destino
Los cañones vacíos una posibilidad más
Para poder demostrar lo que tengo
Hasta la próxima vuelta

Todo se va llenando de sangre
De sienes reventadas con sus sueños
Tengo un miedo atroz
Y aún así digo que por ti
Me la juego a la ruleta rusa

Dame la señal que me hace falta
Dime ahora aquello que susurrabas
En las noches desnudas
De cuerpos y sentimiento