martes, 1 de septiembre de 2009

2. Adentrándome al mundo de las cerezas


En el mundo de las cerezas, no existe la violencia, todo es arreglado con una buena charla acompañada de pasteles y arroz con leche. Las únicas hazañas contadas como hechos de competición absoluta, es la carrera que tienen los espermatozoides hacia el óvulo, un camino desesperanzador y lleno de trabas, para finalmente crear vida, cumpliendo su función. Detrás, desolación y sabor a derrota. Ante estas hazañas, los asistentes rompen a llorar por los espermatozoides perdidos en el camino, y guardan un respetuoso minuto de silencio.

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