viernes, 11 de septiembre de 2009

Supersticiones


Según la superstición, si se nos cruza un gato negro, cae sobre tu vida, unas fuertes dosis de mala suerte... Pero, si nosotros nos cruzamos a él ¿Le daremos mala suerte?

Niveles altos de intolerancia en lo que llaman una sociedad “tolerante”


Nos jactamos diciendo que tenemos una sociedad tolerante, laica y que aboga por el progreso, pero nada más lejos de la realidad. En los trenes de cercanías, hay elementos que ponen música por el altavoz de su móvil, mostrando a todos, sus gustos y el poco respeto que procesa por los demás. En los baños públicos, la gente los deja llenos de mierda, rastros de lo que han hecho anteriormente, que por pereza y con muy poco gusto, nos dejan la pegatina para que la admiremos. Gente que habla alto, piropos insolentes, rompiendo basuras, contenedores, cristales de coches, matando animales a lanzazos, usando la violencia como forma de imposición, el insulto, las vejaciones. Eso si, si a uno de estos elementos te los cruzas, no te quejes, pues serás un intolerante. Si todos realizáramos estas faltas de respeto constantes, no quisiera saber que sería de este planeta. Y esto, tan solo son varios ejemplos de la sociedad tan moderna que tenemos.

martes, 8 de septiembre de 2009

Agradecimiento


Siento miedo que un día cualquiera, de un año cualquiera, en un mes cualquiera, se seque la fuente de mi inspiración, que se me claven como astillas en mi corazón, palabras y pensamientos que no sepa expresar, pero día a día, la propia sociedad a la que detesto, me ofrece temas variados, sobre los cuales reflexiono. También tiene que ver en toda esta inspiración, mi eterna musa mediterránea, de mirada preciosa y llena de belleza, ella vive en un mundo a parte de este, un mundo el cual, es más bonito y verdadero. Otro sin lugar a dudas, son las grandes tardes, mañanas y días, con el maestro, el cual día a día lucha contra si mismo, y sus propias vivencias me sirven como estímulo para mis propias guerras, un maestro el cual, de la nada ha logrado un imperio de pensamientos, reflexiones, admiraciones y objetivos, que es el verdadero motor de nuestra vida, y me ha hecho conocer a una persona íntegra, sin disfraz. Luego están, aquellos sobre los cuales escribo, pero de una manera muy abstracta, hombres y mujeres a los que tan solo conozco físicamente, pero que imagino como una especie de élite de vidas interiores, de gente llena de preocupaciones, a los cuales me gustaría un día cruzarme. Agradecido me hallo luchando por la tranquilidad de mi espíritu. Hay días en los que detesto mi vida, mis torturas, pero sólo significan excepciones. Gracias por existir. Seguimos en lucha, en este camino sin retorno.

La indignación de los sirvergüenzas


Hay un mal extendido en esta bastarda sociedad (si, uno más) que es la sirvengoncería que al ser nombrada como tal, sufre de una indignación desmedida. Es la extraña habilidad para cometer cualquier acto sin pensar ni respetar a los demás, de actuar para la propia complacencia del ser, sin pasarse por la cabeza el hecho de que hay más seres humanos, igual de libres que él, a los cuales, ha de respetar como si fuera su mismísimo padre. Piden tolerancia, pero ejercen la más despiadada intolerancia. Piden libertad, pero hacen a los demás presos de sus libertades.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL. Preceptos para una vida más sosegada.


Tras tener unas semanas de destrucción masiva, de interiorizar los problemas ajenos en mí, de torturarme, triturarme, hoy por fin, logré salir de esta espiral de odio absoluto.

-Las cosas que ocurren en el exterior de mí, no deberán afectarme lo más mínimo, miradlo como algo natural en la condición humana. La sociedad es como es, podrida e ignorante.

-Valorar las distintas cosas que me brinda la naturaleza, valorar a las personas cercanas, aquellas que me tengan aprecio y que me quieren por como soy.

-No sentir como una losa actividades que hay que realizar de forma obligatoria, ya que es imposible borrar tareas como trabajar, las labores del hogar y las relaciones sociales. Tomar la determinación de no sentirse desdichado, realizarlo con seriedad, manteniendo la tranquilidad, como si de un ejercicio se tratara, solo de ese modo, alcanzaré un estado sin sobresaltos.

-Meditación durante veinte minutos al día.

-Guiarme de la necesidad en mi lectura.

Como bien charlaba hoy con el maestro. Ser uno mismo prozac, proporcionarse tranquilidad. Esto deberá servirme para mejorar sustancialmente en los estudios, en mis pensamientos, por que logrando la tranquilidad, lograré encontrar la razón.

La Madre- Máximo Gorki


Ahora, voy a transcribir, el comienzo del libro de Máximo Gorki, La Madre, una angustiosa descripción, que sin lugar a dudas, a sustituido muchas de mis pesadillas.

Cada mañana, entre el humo y el olor a aceite del barrio obrero, la sirena de la fábrica mugía y temblaba. Y de las casuchas grises salían apresuradamente, como cucarachas asustadas, gentes hoscas, con el cansancio todavía en los músculos. En el aire frío del amanecer, iban por las callejuelas sin pavimentar hacia la alta jaula de piedra que, serena e indiferente, los esperaba con sus innumerables ojos, cuadrados y viscosos. Se oía el chapoteo de los pasos en el fango. Las exclamaciones roncas de las voces dormidas se encontraban unas con otras: injurias soeces desgarraban el aire. Había también otros sonidos: el ruido sordo de las máquinas, el silbido del vapor. Sombrías y adustas, las altas chimeneas se perfilaban, dominando el barrio como gruesas columnas.
Por la tarde, cuando el sol se ponía y sus rayos rojos brillaban en los cristales de las casas, la fábrica vomitaba de sus entrañas de piedra la escoria humana, y los obreros, los rostros negros de humo, brillantes dientes de hambrientos, se esparcían nuevamente por las calles, dejando en el aire exhalaciones húmedas de la grasa de las máquinas. Ahora, las voces eran animadas e incluso alegres: su trabajo de forzados había concluido por aquel día, la cena y el reposo los esperaban en casa.
La fábrica había devorado su jornada: las máquinas habían succionado en los músculos de los hombres toda la fuerza que necesitaban. El día había pasado sin dejar huella: cada hombre había dado un paso más hacia su tumba, pero la dulzura del reposo se aproximaba, con el placer de la taberna llena de humo, y cada hombre contento.

11. Frases para reflexión. Máximo Gorki


Cuando el trabajo es un placer la vida es bella. Pero cuando nos es impuesto la vida es una esclavitud.

¿Crees en Dios? Si crees en él existe; sino crees, no existe.

No hay gente inútil, sólo hay gente perjudicial

Todo pasará, pero lo hecho, hecho queda.

Para triunfar en la lucha por la vida, el hombre ha de tener o una gran inteligencia o un corazón de piedra.

martes, 1 de septiembre de 2009

Ocho y medio- Nacho Vegas

Escuchar, admirar y disfrutar, nada más hace falta con esta canción del Sr. Vegas



Miro al techo que hoy ha vuelto a gotear,
hacía tiempo que no llovía así.
Y cada gota golpeando contra los cacharros de metal
me hace pensar unas veces en sangre y otras veces en ti.
Lo que en realidad viene a ser lo mismo.
Lo que, por crueldad, ahora viene a dar igual.
O puede ser un ángel que una vez perdió la fe y fue expulsado,
y que ha venido a agonizar justo encima de mi hogar y estas gotas sean sus lágrimas.
O puede que sea hora de entrar ya en razón
y llegar a comprender que dentro de este horror no hay literatura, no,
y eso tú lo sabes bien a fuerza de caer una y otra vez
en una trampa mortal que en el tiempo dura ya ocho años y medio.
Seré muy breve: te quiero, y esto duele.

Y vino un pájaro a posarse en mi ventana.
Tenía una ala rota y su plumaje era gris y azul.
Y al acercar mi mano y comprobar que no, no echaba a volar
supe de inmediato que lo enviabas tú.
Lo tomé entre mis garras y lo dejé morir,
y cuando lo hizo aún llovía aquí.
Y la sangre al gotear entre zarpas de animal presagió mi suerte,
como una ave que voló de Madrid hacia Gijón aun herida de muerte,
reescribiendo la espiral de prometer hacerlo bien,
de cometer un nuevo error, de no saber pedir perdón o pedirlo demasiadas veces.
Y aunque ahora escupo una oración helado de terror ningún dios responde aún.
¿Soy yo el que no ve o es que todavía no se hizo la luz?
Seré muy breve: te extraño, y esto duele.

Trato de encontrar una salida
pero no recuerdo ni por dónde hemos entrado aquí.
Y contemplo junto a mí el cadáver del que fui,
según tú, en una ocasión,
y es la mancha de humedad la de la herida mortal impregnada en el colchón,
y ahora que te oigo llorar en lugar de ir hacia ti
me vuelvo a anastesiar y me limito a subir el volumen del televisor,
o me concentro en recordar, para no pensar en ti,
que tendría que llamar y que alguien venga a reparar la gotera de una puta vez,
que ya cansé de recoger litros de agua gris, gris como un metal
que un día relució y que ahora es suciedad.
¿Qué se hace para amar lo que quise despreciar ya una y mil veces?
Seré muy breve: te he perdido, y esto duele.

2. Adentrándome al mundo de las cerezas


En el mundo de las cerezas, no existe la violencia, todo es arreglado con una buena charla acompañada de pasteles y arroz con leche. Las únicas hazañas contadas como hechos de competición absoluta, es la carrera que tienen los espermatozoides hacia el óvulo, un camino desesperanzador y lleno de trabas, para finalmente crear vida, cumpliendo su función. Detrás, desolación y sabor a derrota. Ante estas hazañas, los asistentes rompen a llorar por los espermatozoides perdidos en el camino, y guardan un respetuoso minuto de silencio.