lunes, 15 de septiembre de 2008

Paseo interior


Llegué a casa ensimismando la mirada, guardándola de cualquier extraño que quisiera adquirirla, sequé mis lágrimas con el pañuelo arrugado, enjuagué los ojos con agua y aún así nada sirvió para aliviar mi imagen exterior de todo el dolor interior que tan dañino resulta de mostrar a cualquiera... Ando ciego de esperanza, despreciado por esta sociedad de la moneda, ensuciada por la codicia que nos obstruyen los pulmones y nos ahogan, desquiciados por un ritmo de vida que nos apuñala día tras día, año tras año...

Cuarto de baño en penumbra, me miro al espejo y no me veo, no veo al niño feliz despreocupado con la preocupación, divertido, ilusionado, no le veo... Veo mis manos encalladas y cansadas apoyadas con el lavado y mi cabeza mirando hacía el grifo que ahora se siente mas útil que yo tirando irregularmente una gota de agua... Como entenderlo todo con simpleza, sin darle la vuelta a esta tortilla que me abrasa con el aceite, me crea insomnio tanta quemadura, todo sería más fácil si no tuviera preocupaciones ni dudas que al resolverlas no me van a aportar absolutamente nada... Bueno si, otra duda más.

Todo con su importancia necesaria, ni más, ni menos, todo hecho en su justa medida... Pero esta costura es difícil de coser.

No hay comentarios: