jueves, 6 de agosto de 2009

Madrid, a 06 de Agosto del 2009


Hay días en los que muero precipitadamente, unas veces de pena, otras en cambio, de felicidad. Vivo los constantes contrastes de la vida diaria, me lleno de preocupaciones, de decepciones y de miradas vacías. Tengo la leve esperanza de que un día cambiaré, lograré alcanzar del todo, todo aquello que me propongo, sin conformarme solamente con rozarlo. Hay días en los que mi ilusión se suicida, se cuelga de la cuerda que más quema la piel, intenta acojonarse para salvarse, pero se da por perdida. Los días pasan e incrementan los tormentos en mi cabeza, ves cada vez más turbación en la gente.

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